Hoy quiero contaros una historieta bancaria. Pero por desgracia no se trata de un relato de ficción sino de la pura realidad.
Al sistema bancario le queda aún mucho por hacer. Muchas entidades bancarias carecen de la empatía necesaria con el cliente y en concreto con las personas mayores. Hacen que las gestiones se compliquen hasta el infinito, no ofrecen el servicio que requiere este colectivo como clientes y llevan a cabo lo que yo denomino «terrorismo bancario».
En las entidades bancarias hay más colas que nunca. Existe una experiencia supuestamente digital, pero es lamentable: no puedes dar de baja una cuenta.
En mi experiencia personal, hace meses que recibo llamadas repetitivas deliberadamente terroristas y amenazantes de una empresa de recobros de mi banco, debido a que, después de 30 años de relación con la entidad y teniendo varias cuentas, y un amplio bagaje como cliente, he tenido un descubierto de 54 euros en una cuenta que ya no uso, y que se ha ocasionado fruto de los costes bancarios que me cobran.
Aún teniendo fondos en otras cuentas, me llaman (no mi gestor o un empleado de mi oficina: una empresa de recobros, de gestión de impagos, como si fuera un moroso) me amenazan; es vejatorio, insultante, como digo, terrorismo.
Esta política antifidelización de clientes, es una práctica que expulsa. Hace unos días fui a cancelar la cuenta en presencial, no se puede hacer online, pero lo he tenido que dejar por imposible. Hay más colas actualmente que en la banca convencional pre-cajeros automáticos. Es lo peor del mundo físico y lo peor del mundo digital. La banca española funciona, sencillamente, peor que nunca. Es lo que tienen los oligopolios.