¿Las residencias de ancianos son un problema?
En el mes de abril expliqué mi posición sobre las residencias de mayores, en base al análisis del libro de Manuel Rico titulado Vergüenza.
Ayer apareció en el El País un «informe», en portada, titulado: Las residencias en España: descontrol en un sistema opaco, con multas bajas y contra el que sirve de poco quejarse. Daba la impresión, a priori, de que aportaba grandísimas novedades, que no presenta, pero sí habla de los siguientes aspectos resumidos aquí:
- Descontrol, pues faltan inspectores y normas de calidad.
- Sistema opaco.
- Multas bajas.
- El consumidor elige a ciegas.
- Falta personal y cualificación.
- Las denuncias no sirven.
En general, se puede estar de acuerdo con la esencia de las seis ideas, ¿Cómo no? Pero el artículo:
Está escrito en un tono tremendista, que genera miedo al lector. Pues estamos en carne viva por lo sucedido, algo a lo que el informe se refiere de nuevo, con un tono que culpabiliza a alguien indeterminado, a todo el sector.
Ya sabemos que “con la pandemia, cuando murieron unos 30.000 ancianos que vivían en residencias de mayores, estos centros se convirtieron en una prioridad y un motivo de preocupación”, pero se hacen observaciones categóricas cuando se dice que “emerge un modelo sin ninguna transparencia que oculta la falta de control que las rige. Un sistema con inspecciones insuficientes, que impone sanciones a menudo irrisorias y, por último, deja frecuentemente en la indefensión a los usuarios, que ven desoídas sus quejas”. ¿Desoídas por quién? ¿Quién tendría que oír que no oye?
Como otras veces, con lo sensible del tema, es fácil hacer categoría de la excepción y construir generalizaciones: el sistema no funciona, etc.
Del mismo modo, podríamos dejar de ir a restaurantes porque hubo intoxicaciones, o las inspecciones, que son pocas, detectaron esto y aquello. Pero es menos sensible, máxime, con lo acaecido en España en el año 2020.
Saquemos conclusiones, pero no demonicemos al sector. En todos los sectores hay jugadores dignos, la mayoría, y el mercado te acaba reconociendo tu posición… También otros que no lo son o no lo son tanto.
Demandemos mejores controles, inspecciones y formación del personal para, cualificadas las personas, que traten aún mejor a nuestros mayores. Pero insinuar, si quiera, que lo sucedido en ‘Los Nogales’ de Hortaleza es la norma es, sencillamente, manipulador.
Si no fueran hechos aislados y, por cierto, convenientemente aireados por los medios, la sociedad no lo resistiría. Quien más y quien menos tiene un familiar en estos centros.
Por otra parte, cuándo alguien presenta 900 denuncias, como la tal Beatriz Cano, presentada como heroína porque denuncia mucho, se lo tiene que hacer mirar: hay una obsesión insana y quizá debería aplicar esa energía a buscar soluciones alternativas para su madre. Dice que es peleona. No sé si me ocurren otros adjetivos.
Considero que las soluciones pasan por:
- Un mayor control, con la dotación de un sistema público-privado de control, impulsando normas de calidad y dotando al sistema público de inspecciones respecto a los asuntos críticos. Estimulando, además, un sistema de gestión de las no conformidades a nivel privado de cada grupo residencial, a sabiendas de que muchas de las denuncias están sesgadas por el sentimiento de culpa de tener al mayor en un centro “con la intima convicción de que está desatendido porque no está con la familia”. En mi humilde opinión y con respeto a los mayores, que son la razón de ser de mi trabajo a día de hoy, muchas quejas se amplifican para generar culpa en la familia. Lamento ser políticamente incorrecto.
- Propiciar un sistema transparente, pero… ¿donde denuncias absurdas sean conocidas y se crucifique a profesionales con juicios sumarísimos y subjetivos? El sistema es opaco, seguro. Pero hay que hacerlo más transparente en base a resoluciones judiciales, datos objetivos y certificaciones de calidad.
- Multas más altas ante hechos graves verificados.
- Estimular la aparición de canales de información para que el consumidor no elija a ciegas (como el propio canal de Josep de Martí, que ya permite hacer razonables comparativas). Es fundamental poder comparar residencias.
- Mejorar la falta personal y la cualificación. Es una urgencia el estímulo, si no exigencia, y es cierta esta demanda del informe: es una urgencia contratar personal cualificado. Y propiciar la formación geriátrica y gerontológica de las personas. La tecnología será de gran ayuda y hay que propiciar la aparición de tecnologías age tech en las residencias para mejorar la experiencia individual de las personas y sus familias con la ayuda de la tecnología (telemedicina, comunicación con las familias, mejorar el cuidado del personal que ve optimizado su tiempo.. , y similares)
- Las denuncias no sirven: deben servir. Pero no para estigmatizar o generar miedo, incertidumbre y dudas en las familias, sino para verificar su fundamento e implantar la mejora continua de unos centros que son vitales en la estructura social española.