La soledad es, junto con el estrés y la obesidad, una de las pandemias más graves del siglo XXI. Comenzaba hace unos meses con esta afirmación el artículo Costes y oportunidades de la soledad que escribí para la Fundación SERES (Sociedad y Empresa Responsables) y, según avanza el tiempo, no dejo de encontrarme con informes que tratan la importancia del asunto. 

Hace unos días, conocíamos el estudio Soledad y riesgo de aislamiento social en las personas mayores elaborado por La Caixa, enmarcado en el programa ‘Siempre acompañados’, de apoyo a las personas mayores. Entre sus principales conclusiones, quiero destacar el aumento de la soledad a medida que aumenta la edad y la distinción que se hace entre:

• La soledad social: sentimiento de pertenencia a un grupo.
• La soledad emocional: explora los sentimientos de desolación y falta de relaciones significativas.

A partir de ahí, se determina la soledad total de la persona. Y destaca:

«Altos niveles de soledad en todas las edades (el 34,36 % de los individuos entre 20 y 39 años presenta soledad emocional y el 26,78 %, soledad social), hecho que resulta más alarmante en personas de más de 65 años (el 39,81 % presenta soledad emocional y el 29,14 %, soledad social) y, sobre todo, de 80 o más años (el 48 % presenta soledad emocional y el 34,83 %, soledad social), ya que afecta a una parte muy importante de la población».

Creo que estas cifras son lo suficientemente significativas para que nos tomemos en serio el asunto. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los costes económicos de la soledad son los más difíciles de medir. Y los sanitarios son uno de los principales. Pero no son los únicos, ya que existen costes personales y sociales que también deben tenerse en cuenta, tal y como explico en este artículo para SERES. 

En este punto, ¿tienen algún poder las organizaciones para aminorar costes? La respuesta es afirmativa. Los sectores tecnológico, financiero y sanitario tienen enormes oportunidades que desde hace tiempo venimos estudiando y destacando desde la Silver Economy o economía plata. 

Os recomiendo la lectura de mi artículo para El País, La gente con pasado es el futuro.