Silver Living. El futuro de las residencias... ¡no son residencias!
El sector de las residencias, el sector geriátrico en general, incluyendo las empresas de atención domiciliaria, teleasistencia y cualquier actividad relacionada con los mayores han vivido tiempos tan duros como los demás, pero el escrutinio público al que han sido sometidas ha generado, necesariamente, un estrés organizativo y desgaste en los equipos inimaginables.
La opinión pública ha sido especialmente dura con las empresas de residencias. He defendido públicamente en otros artículos el trabajo de los equipos de las residencias que, en general, hicieron todo lo que pudieron por salvar vidas, improvisando, como todos, soluciones que, en general, se pueden equiparar a una tablita de corcho en medio de un tsunami, como lo fue, a todos los efectos la primavera del 2020 (tan cerca, tan lejos).
La prueba de estrés (nunca olvidaré la visión de los coches fúnebres haciendo fila para llevarse los cadáveres de la residencia cercana a mi casa), tan dura y tan real, evidenció muchas cosas a cerca de las residencias:
- Son casas de cuidados, no de curación. Hay que mejorar la conexión (interoperabilidad) entre los actores que juegan en la salud de los mayores, ora la atención primaria, ora los doctores de la residencia -pública o privada, es lo de menos-, ora los servicios sociales.
- Su reputación es mejorable. Con justicia o sin ella, y con predominio de la demagogia documentada (siempre es fácil encontrar argumentos para tus juicios previos) y el cuñadismo emotivo (fácil emocionar con la muerte de los mayores a cualquiera que no sea un desalmado).
- Predominio de la orientación a las personas dependientes. Deliberadamente o no, es lo de menos, lo cierto es que, según mis datos, las personas llegan a las residencias cuando no tienen más remedio.
- Son centros en los que la esperanza de vida al entrar en una residencia (con más de ochenta años de media) es de tan sólo dos años y un pico. Se va uno allí, con el equipaje facturado, a esperar el último vuelo. Es un lugar donde se va a morir, no a vivir en plenitud
Si tenemos en cuenta que:
- Hay 9.000.000 de mayores de 65 años y la proyección de la esperanza de vida a los 65 años es de 18,8 años en los hombres y de 22,67 años en las mujeres (esto significa que un hombre que tuviera 65 años podría vivir 18,8 años más, y una mujer, 22,6 años más).
- La esperanza de vida está en 83 años en España. ¡86 para las mujeres!
- Hay amplias zonas de la llamada España Vacía, coincidente en esencia con la España rural en que urgen proyectos asistenciales para hombres y mujeres y en que se aborde y aminoren los problemas de servicios de cuidados y sanitarios que no siempre están tan disponibles en zonas despobladas (hay municipios en los que los mayores de ochenta años son más del 30% de la población).
Vivimos, pues, en un contexto de envejecimiento del envejecimiento.
En el panorama esbozado, a mi juicio, surgirán nuevos proyectos empresariales en torno a:
- Pisos asistidos (que no tutelados) y apartamentos con servicios para personas independientes, donde hay una fuerte orientación al servicio, gerontológico en parte, pero al hedonismo, al placer y a la vida en plenitud llena de actividad y actividades.
- Resorts, puede que en la playa, puede que en la periferia de la ciudad, con una orientación al disfrute de la naturaleza, del paseo y la vida compartida.
- Coliving hostels, apartamentos: plantas de edificios, edificios enteros en la ciudad para el disfrute de una vida en plenitud, con opciones de ocio y de vida compartida, buscando la alegría de vivir.
- Senior Cohousing. Orientación cooperativa a la vida compartida y colaborativa, desde enfoques democráticos y de vida colectiva.
La población española requiere de soluciones de todo tipo de servicios, de operadoras y empresas de gestión que, desde el facility management hasta la gestión del podólogo o la limpieza de piscinas, puedan ofrecer todo tipo de servicios requeridos por personas mayores independientes que QUIEREN IR A VIVIR a un lugar, con semejantes, en plenitud, y no a MORIR o tomar el último aliento en entornos de tristeza premortuorios.
Por razones de psicología social, sociológicas y de mercado, es de prever que en España van a crecer todo tipo de empresas fuertemente especializadas, y también se van a producir “desplazamientos laterales” de los clásicos jugadores geriátricos en aras de explotar un segmento rentable de población, tener clientes cautivos para cuando llegue el momento, mejorar la reputación y hacer venta cruzada y complementaria de todo tipo de servicios.